Preparándonos para la Aventura

1 de julio de 2010

El jueves 30 de junio en la tarde alrededor de las 5:00 pm, estábamos en el aeropuerto de Hermosillo hicimos la fila para reportar las maletas y después los boletos de abordaje.

Luego seguimos a la sala de espera mientras pasábamos a abordar el avión. En esa sala, Daniela, Luisa y yo esperamos nuestro vuelo, un poco de retraso debido a problemas climatológicos por las lluvias, abordamos nuestro primer vuelo Daniela y yo. Todo parecía estar tranquilo mientras esperábamos que iniciara, pero cuando comenzó a correr para despegar era demasiado ruido y fuerza ejercida sobre nuestro cuerpo, una vez que despegó sentía algo así como cuando subes a la rueda de la fortuna o cualquier juego mecánico. Había pequeñas ocasiones donde el piloto anunciaba turbulencias por lo mismo del clima. Las sobrecargo señalaban la manera de colocar el cinturón, de utilizar la máscara de oxigeno, de ponerse el cojín del asiento como chaleco y los señalamientos que vienen en los folletos de seguridad personal en caso de ser necesarios.

Después de un rato un sobrecargo anunció que podían solicitar comida en los carritos que circulaban por el pasillo, después volvieron a apagar las luces y esperar el descenso. Todas las indicaciones las hacían en idioma español y después ingles.

Cuando llegamos a Monterrey estaba azotando una lluvia fuerte ocasionada por una corriente de huracán. Ahí esperamos aproximadamente 5 horas para abordar el segundo vuelo con destino a Veracruz, cuando llegamos a Veracruz tomamos un camión del ADO que nos llevo a Xalapa y de ahí el investigador Alejandro Saldaña llegó por nosotras.

Desde que íbamos aterrizando era impresionante el paisaje de tonos verdes, y así ha sido desde que llegamos.

Fuimos a la Universidad Veracruzana donde estaban los demás compañeros y ahí los conocimos, platicamos mas sobre nosotros y nuestra función en el proyecto; comimos y después pasamos a una de las plazas, para comprar algunas cosas que nos hacían falta, después fuimos a conocer la casa del investigador, una casa un poco alejada del resto de la ciudad pero con un paisaje hermoso y un olor a naturaleza predominante. Una casa amplia, grande, muy bonita decoración y con el río “Pisquiac” en el patio trasero, después de comer y descansar un rato en el cuarto de su hija pequeña, fuimos a pasear brevemente por ese río.

Teníamos que pasar por un camino de abundante vegetación, tierra obscura y piedras con musgo pegado, había un puente movedizo para atravesar el río, íbamos el investigador, nostras 3 y “Golden “ y “Branco”, perros y mascotas de Alejandro, al frente de la marcha.

En ese momento partimos a Jalcomulco, pasamos por Cirenia y llegamos después de tanto árbol y tanto sofoco, al Río “Los Pescados” donde se desarrolla gran parte de la actividad turística en esta región, nos situamos en la parte del puente de concreto y analizamos la vista y las instalaciones desde ahí, también ese río tenía un puente movedizo que lo atravesaba, pero con una diferencia importante de altura y anchura de varios metros más que en el “Pisquiac”.

Luego conocimos algunas personas del proyecto y lugares donde podemos habitar, después de un buen tiempo, encontramos la mejor opción y nos instalamos. También, pasamos a la Unión de Ejidatarios para presentarnos y platicar un rato, ahí nos previnieron del “Agua de pocito”, del “Pájaro” , “Cuatachica” y de los “Nahuales” de la zona, algunos comentarios no los entendíamos pero sabíamos que hay algo detrás de eso que poco a poco iremos descubriendo.

Después de ofrecernos un refresco, volvimos a nuestra estancia, cenamos por cortesía de Gaby, una integrante del equipo de trabajo que tiene su restaurante llamado “La Pizzería”.

Así, después de una larga jornada, cenamos y nos dimos un baño urgente para relajarnos y organizar algunas cosas ya que al día siguiente tendríamos que continuar.

Por: Paloma Herrejón de Hermosillo, Sonora (Universidad de Sonora)